Por motivos que ya contaré en otro post, he estado 6 años sin acudir a las salas de cine. Esto no implica que no disfrutara del séptimo arte, si no que lo hacia más tarde que el resto… Cuando salia el DVD lo compraba y lo disfrutaba en casa (proyector, Home-cinema, etc…)
Esta forma de disfrutar del cine, está bien, incluso tiene sus ventajas,
- Si te aburres, la apagas y te pones a ver otra cosa
- No tienes a nadie que te moleste, ni en visión ni en ruidos por ingerir comidas raras
- Si te molestan los tiros y explosiones bajas el volumen
pero ahora que he vuelto a pisar una sala de cine puedo decir que también tiene muchos peros.
Lo primero que recuerdo de la vuelta es esa iluminación mágica que tienen los pasillos de las multisalas, ese olor especial con fondo de palomitas calientes.
Tras este primer feeling llega el de la entrada en la propia sala, la pendiente, los escalones divididos, el olor (a cerrado, perfumado, climatizado), el silencio de la sala…
Después llegan los trailers, con esa voz profunda que te llega al fondo y te arrastra hasta el interior de la película, casi te apuntas a verlas todas, te gusten o no.
Y al final el trailer de THX y entonces es cuando recuerdas lo que no podias hacer en casa… (molestar a los vecinos) y la película, esta muy bien verla en casa en grande, pero nunca llega a ser como en una sala de cine.
Se encienden las luces, se acaba la peli y te ilumina la triste realidad del cine… 6 personas (y os prometo que esa es la media de espectadores que me he encontrado en las 4 películas que he visto en este último mes)
Volveré, porque la magia de las salas de cine es, la magia de la salas de cine y eso no se debe perder, por más «mulas», Home-cinemas y demás tecnología.